viernes, 14 de marzo de 2008

De acuerdo a las investigaciones de Jimmy Weiskopf, el uso urbano de la ayahuasca en Colombia, donde se le llama yagé, se inició en los años ochenta y son muy pocas las semanas al año durante las cuales no se realice, en algún apartamento de Bogotá, una toma o sesión de yagé. Desde su perspectiva, el contacto entre los chamanes o taitas, que es la denominación colombiana, y los consumidores urbanos, se debió entre otras cosas, a la permanencia en Bogotá de líderes y estudiantes indígenas, algunos de ellos hijos de curanderos, "que introdujeron a sus amigos blancos en el yagé".

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